Junio 2014
19 de junio, cumpleaños de la suegra.
Nos dijo que nos invitaba a cenar a toda la familia, así que qué mejor idea que llevar yo el postre.
Las cenas con mi suegra acostumbran a ser abundantes, por lo que en esta ocasión pensé en llevar un mousse de limón para ayudar a hacer la digestión.
Con todos los ingredientes preparados, me puse manos a la obra.
Y no, los globos que veis en la siguiente imagen no son para decorar la fiesta de mi suegra.
Con las galletas María pasadas por la picadora, mantequilla deshecha y un chorro de leche hice la base del pastel.
Esta debe tener un mínimo de solidez para que la parte superior no se desmorone.
Por otro lado, empecé a preparar la capa intermedia que estaba compuesta de una mezcla de leche condensada, el zumo de los dos limones y la ralladura de uno de ellos.
La nata se monta aparte y se va añadiendo a la mezcla poco a poco para que no se baje.
El resultante se vierte sobre la capa de galleta y se mete todo junto en la nevera.
Después preparé la gelatina de limón, siguiendo las instrucciones que venían en el prospecto.
La dejé enfriar y la puse encima de la capa anterior.
Pequé un poco de pardilla y el peso de la gelatina hizo un agujero en la leche condensada, con lo que las dos capas no quedaron totalmente independientes.
Para la próxima vez, he visto que debo ayudarme con un cucharón de madera para amortiguar la caída y que no penetre en la capa inferior.
Para la decoración en chocolate construí una cenefa que esperaba aplicar sobre la tarta, una vez se hubiera endurecido.
También "escribí" la dedicatoria del pastel utilizando el chocolate de fundir.
Los globos... recordáis? Ahora os explico para que los utilicé.
Como os dije, los globos no eran para decorar la fiesta sino para decorar el pastel.
La idea era crear unas esferas de chocolate y crear una estructura sobre el pastel, pero el calor de estos días me hizo una mala pasada y las esferas se deshacían a los pocos segundos de estar fuera de la nevera, con lo que tuve que ser práctica y optar por utilizar una única esfera.
Para conseguir que el chocolate no se adhiera al globo una vez se pinche hay que, además de lavarlos con esmero, untar los globos con aceite.
A pesar de haber utilizado una única esfera, el chocolate empezaba a derretirse al momento de sacarlo del frigorífico, así que el trayecto de casa al bar de destino lo tuvimos que hacer a velocidad supersónica. :)
Notas tras comernos el pastel:
La tarta estaba realmente deliciosa. Era dulce pero no empalagaba, el tacto era muy agradable al paladar y el sabor a limón el adecuado.
Además, la encargada del bar donde hicimos la celebración (a la que le pedí que me lo guardara en la cámara frigorífica) me preguntó si el pastel era de pastelería, lo que me llenó de orgullo.
Felicidades Manuela!!!
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